sábado, 3 de septiembre de 2016

Crónicas de la DragonLance

Pues aquí esta vez hablando de la genial serie de la DragonLance, el tipo de literatura fantástica que a veces te hace querer que todo ese sueño existiera en la realidad.

Desde el tipo de personajes existentes aparte de los humanos: magos, enanos, elfos, kenders, y por su puesto, ¡los dragones! Imaginen como sería cohabitar el mundo con seres tan inmensos, de más de 20 metros de longitud, que vuelan, lanzan fuego, y son capaces de hablar y hacer magia, !un monstruo totalmente letal!


No lamentemos la pérdida de aquellos que mueren alcanzando su destino.

Pues eso es justo lo que pasa en esta historia de la DragonLance, la cual por cierto es la única arma que puede penetrar y dañar la resistente piel de los dragones.

Afortunadamente también había dragones buenos que combatían con los malos. A mi me pareció genial todo lo que se narra en esta serie llena de artilugios mágicos y fantásticos, escenas de acción, y momentos buen humor :)

Me encantó como describen algunos de los lugares y de las escenas, lo hacen de una forma tal que te hacen desear que existiera realmente y que pudieras estar ahí. Lugares tales como el pico del orador, el bosque oscuro, el lago Crystalmir, Qualinesti (la ciudad de cuarzo de los elfos), el muro de hielo, Silvanost (la ciudad de jardines de los elfos), el bosque de Silvanesti, el rio de agua plateada, el valle de la niebla, el puente de mármol, el mar sangriento de Istar, la ciudad maldita de Istar, el valle de la morada de los dioses, la columna de piedras preciosas, la torre de la alta hechicería, etc. Tantos lugares tan maravillosos que se describen ahí. Así me imagino yo algunos de ellos:


Y que decir de algunos objetos como la vara de cristal azul, el bastón de mago de Raistlin, el orbe de los dragones...



Mas o menos así me imagino a las dos elfas que aparecen en la historia (Laurana y Alhana):



¡Simplemente creo que es una gran historia fantástica!

Llega un momento en el que debes arriesgar tu vida por una causa más noble que tu propia existencia.